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Rosa Ros i Lali Ribas

La entrevista: Rosa Ros y Lali Ribas

 A nivel personal cuesta mucho dejar una misión en la que te has involucrado.

Rosa Ros Castelló, 51 años. Nacida en Barcelona. Maestra y pedagoga social. Dedicada especialmente a la educación social.
Eulàlia “Lali” Ribas Boixeda, 74 años.  Nacida en Barcelona. Maestra activa.

¿Cuántos años hace que las religiosas del Jesús María están en el barrio? ¿Por qué vinieron?

Ahora hace 62 años. El año 55 hubo una donación de un terreno donde solo había algarrobos, que es donde ahora está la escuela Jesús María. Vinieron una monja y un grupo de antiguas alumnas de la escuela de Sant Gervasi, y hacíamos catequesis y enseñanza en general al aire libre. Poco a poco vimos que era un barrio con mucha necesidad, muy humilde, y entonces se construyó la escuela.

A partir del año 62 ya vinieron a vivir las mojas. Dependíamos de la comunidad de Sant Gervasi. Alrededor del año 68 se instaló la nueva comunidad del Jesús María… y hasta el día de hoy.

¿Qué realidad había al principio?

Gente muy sencilla, muy pobre y muy buena gente. La mayoría provenían de Andalucía. Y no había ninguna escuela alrededor.

¿En concreto, vosotras dos cuánto tiempo hace que estáis? ¿Habíais estado antes ya?

Yo (Lali) llevo cuatro años pero es la segunda vez que estoy, y Rosa hace tres años.

¿Cómo vivís las religiosas aquí en el barrio?

Nuestra vocación y llamada es vivir en comunidad, que supone compartir vida, espacios, misión, trabajo y sobre todo compartir la fe.

Después de tantos años en el barrio, cerráis la comunidad. Dejáis de vivir día a día una escuela, un proyecto familiar (el Paidós)… ¿Cómo os sentís?

Es muy duro, cuesta mucho, da pena. El Paidós, la escuela,… todo continúa, y todo seguirá la misma línea. A nivel personal cuesta mucho dejar una misión en la que te has involucrado. La presencia de nuestra congregación se va, perro la esencia se queda. Hace muchos años que estamos, y el lazo de unión ha sido muy importante. La gente está triste porque nos vamos.

Las religiosas forman parte de un vecindario y hemos estado y estaremos muy presentes en el barrio. La gente, cuando dice “la parada de bus de las monjas”, “el barrio de las monjas”… es porque siente que eres una parte importante del barrio, un vecino más que forma parte del engranaje.

También el proyecto del Paidós, fue fruto de la cesión de un espacio de nuestra comunidad para poder ofrecer este recurso de Cáritas que da tanto apoyo a las familias del barrio. Y el proyecto continuará adelante con un equipo muy potente. Nos vamos con tristeza de no poder continuar nosotras, pero con la satisfacción de haber estado presentes desde su nacimiento.

¿Cuáles serán vuestros destinos?

Cuatro de nosotras nos quedamos en Barcelona, una se va a Madrid… y Rosa en principio a la frontera sur, entre España y el norte de África, a coordinar un proyecto que todavía está por construir. A formar una pequeña comunidad de presencia en un lugar cerca de la dura realidad de migraciones de la frontera.

¿Os los esperábais?

No podíamos esperar nada. En el mes de mayo nos lo dijeron. Teníamos claro desde hace tiempo que, como que somos menos mujeres en la congregación, se tendría que rebajar la presencia en los proyectos, porque no se podían cubrir en estos momentos.

Casi todas vamos a comunidades educativas, excepto una compañera que se va a un centro residencial de niños, y Rosa, que todavía está por definir su futuro en el nuevo proyecto.

¿Qué os dice la gente del barrio, de la escuela… cuando les decís que os vais?

 

Imatge extreta d’Internet.

Que no se pueden imaginar la escuela y el barrio sin nosotras. Los profesores están muy afectados, pero también con una sensación fuerte de estar cogiendo el relevo, con una responsabilidad y una consciencia de formar parte del Jesús María muy grandes.

A mi (Lali) me impactó mucho el día que se habló en el claustro. Llorábamos todos a la vez porque nos íbamos y a la vez con una reacción espontánea de agradecimiento que no nos esperábamos.

Sin transformación no hay cambio.

Vosotras habéis iniciado una escuela de cero en este barrio. ¿Cómo definiríais el papel de la educación para la transformación del barrio?

Ha sido esencial. Las realidades sociales más desfavorables sólo se transforman desde las plataformas educativas. Y una de estas plataformas es la escuela. Sin transformación no hay cambio. Es necesario ofrecer posibilidades a aquellas familias que más lo necesitan.

¿Qué le aconsejaríais a la escuela? ¿Y a las familias?

Que continúen estando presentes en el barrio y que continúen ofreciendo posibilidades a la gente que lo necesita. Que sea una escuela abierta al barrio. Que la antorcha la lleven siempre bien levantada. La escuela es profesorado y familias. El camino es muy potente si trabajan conjuntamente.

Y a las familias, que tengan confianza en la escuela y que les den apoyo. Y que continúen colaborando en todo lo que puedan.

Si ahora tuvierais muchos recursos ¿qué otro proyecto iniciaríais en el barrio?

Ufff…! Mira, yo en estos momentos no iniciaría proyectos con dinero sino con presencia.

La verdad es que esta pregunta no nos la esperábamos…como nos vamos no pensábamos en montar nada de nuevo… (ríen)

Pero, bien pensado, quizás una escuela de padres y madres. Creo que es esencial. Pero una escuela potente, con gente muy preparada. Un recurso para la escuela y para el barrio.

O también algún tipo de proyecto que promoviese la implicación de la gente del barrio. Que la gente se apoderase. Creo que falta red de participación e implicación del vecindario.

¿Cómo habéis vivido vuestra relación con la Fundació Salut Alta? 

Muy bien. Como comunidad ya hemos tenido una buena relación desde el principio. Algunas de nosotras hemos podido hacer algún voluntariado con vosotros y colaborar con vuestra labor.

En la Fundación también hemos podido ayudar ofreciendo espacios (el patio que utilizan los niños durante el curso escolar y en el casal, el teatro que usasteis para hacer la fiesta de navidad, el Paidós al que asisten algunas familias que vienen a vuestros proyectos…)

Para nosotros, vuestra presencia, vuestra ayuda y disponibilidad siempre que os hemos pedido alguna cosa… no tienen precio, y lo echaremos mucho de menos. ¿Qué echaréis de menos vosotras de esta realidad?

Uiiiixxxx… es difícil expresarlo. Sentirlo es más fácil que expresarlo.

Un barrio y una realidad muy acogedores. Nos hemos sentido muy a gusto desde un principio todas las que formamos parte de la congregación. Nos han hecho sentir parte de este barrio.

Lali, Rosa… y Pilartxo y Pilar, que tengáis mucha suerte allá donde vayáis. ¡No os olvidaremos!