¿Y qué podemos hacer nosotros?
Este mes ha habido un tema que ha destacado en todas partes donde miráramos, leyéramos o escucháramos: los refugiados de Siria.
Como Fundación también nos ha interpelado. Y es que, cuando todo tu entorno está haciendo la pregunta de «¿qué puedo hacer ante esta situación?», no dejas de hacértela, como profesional y como entidad.
Entonces… ¿qué podemos hacer ante esta situación?
En primer lugar, seguir haciendo lo que hacemos: acoger y acompañar a las familias del barrio. Seguir ofreciendo los servicios que ya ofrecemos: centro abierto, refuerzo escolar, trabajo con familias, ocio educativo… No dejaremos de hacer nada, ni a empezar a hacer nada nuevo. Hace años que trabajamos para que las personas que viven situaciones de vulnerabilidad (y aquí incluimos muchos de los extranjeros de nuestro barrio) tengan herramientas para mejorar su día a día y su futuro. Seguimos, pues, arremangando las mangas con nuestra tarea diaria!
En segundo lugar, no perder de vista que los refugiados sirios no son los únicos que llegan a nuestro país: ni los únicos refugiados, ni los únicos que huyen de una guerra, ni los únicos que llegan teniendo que abandonar sus casas y familias porque la situación en su país se ha vuelto insostenible, ni los únicos que son víctimas del sistema político y militar actual que crea conflictos según intereses económicos que desconocemos. Por tanto, hay que ayudarles como es ayudar a mucha otra gente: inmigrantes sin papeles, personas que llegan en pateras, menores no acompañados, sin techo, niños víctimas de la pobreza y de la crisis económica… Que la solidaridad para los refugiados no sea excluyente de la solidaridad para muchas otras personas.
En tercer lugar, no dejamos de buscar las causas de esta llegada de refugiados. ¿De dónde viene la guerra de Siria? ¿Quien la ha provocado? ¿Qué fuerzas intervienen? ¿Quién pone dinero y a quién beneficia? ¿Por qué Europa pone medios para que los países acojan refugiados sirios y no los ucranianos o de otros países? Nos pueden ayudar entidades como Cristianisme i Justícia, l’Escola de Cultura de Pau o Justícia i Pau, entre otros.
Y en cuarto lugar, vivir tanto desde la entidad como a nivel individual con una actitud hospitalaria y de buena vecindad. Poco podremos hacer para cambiar la estructura mundial, pero sí podemos hacer mucho cambiando nuestro reducido entorno. Ser hospitalarios y acogedores con las personas que nos encontramos en nuestro día a día, escuchar a los que nos rodean, informarnos a nivel de barrio de qué se está haciendo con la población vulnerable…
Estos son algunos de los elementos a tener en cuenta pero, evidentemente, la lista no termina ahí. De momento, ante esta situación, nosotros seguimos trabajando… ¡que todavía hay mucho por hacer!