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Pilar López

La entrevista: Pilar López

¡Es importante formar parte de la historia de la gente!

Pilar López Díaz. Nació en el barrio de San Roque, donde también trabaja.
A punto de hacer los 50 años, de profesión Educadora Social  y  licenciada en Ciencias químicas.
Actualmente trabaja como  coordinadora de proyectos en la Fundació Ateneu Sant Roc.

Hoy bajaré al barrio de San Roque para entrevistar a Pilar, coordinadora de proyectos de la Fundació Ateneu Sant Roc.  Me hace mucha ilusión, porque hace unas semanas estuvimos visitando la entidad y salí fascinada! Se trata de una Fundación que en el año 1969 se creó con el nombre de “Centro Socio-Cultural Sant Roc” y que no fue hasta el año 1987 que se constituyó como Fundació Ateneu Sant Roc. Pero bueno, lo dejaré  para que Pilar nos lo explique mejor…

¡Buenos días, Pilar! Para situarnos un poco, nos podrías explicar ¿desde cuándo y con qué objetivo se creó  el Ateneu Sant Roc?

A lo largo de los años el Ateneu ha ido pasando por diferentes nombres. Nació como Centro Social en el año 69, después pasó a ser el Ateneu Popular Sant Roc, hasta que se convirtió jurídicamente en la Fundació Ateneu Sant Roc.

El barrio de San Roque se creó con muchísimas carencias y por ese motivo nació el Centro Social. Con un carácter muy reivindicativo, se montó con gente del barrio, con el objetivo de proponer actividades para mejorar el entorno y la vida de las personas, trabajando por la unión del barrio, haciendo actividades conjuntas.

Pilar, entonces nacisteis prácticamente a la vez tú y el Centro Social… (Pilar sonríe).

Hoy en día su campo de acción ha crecido mucho, ¿no? ¿Cómo definirías el camino que ha hecho el Ateneu? ¿Qué lo ha caracterizado?

La esencia y el porqué de la vida de la gente del barrio, las necesidades y el espíritu de cohesión social entre diferentes culturas continúan siendo el motor del Ateneu.  Trabajamos la vinculación entre población diversa y eso no ha hecho más que continuar a lo largo de estos años. La línea es la misma pero con la nueva población que ha estado llegando en estos últimos años. Antes nos unía una lengua y ahora tenemos la dificultad de que se han establecido otras lenguas en el barrio.

Se han ampliado los tipos de proyectos, con objetivos más generales de intervención sociocultural, y  otros más específicos para población en riesgo de exclusión social. En los inicios, los vecinos veían al Centro Social, como un lugar donde poder reunirse y cubrir las necesidades que había en el barrio. Creo que siempre hemos estado con los ojos bien abiertos, viviendo el barrio, intentando dar respuesta a una realidad cambiante, sin perder la esencia.

¿Cómo han cambiado las necesidades del barrio y de las familias en este tiempo?

Para nosotros es fundamental ofrecer espacios donde la gente se conozca y pueda compartir. Antiguamente, había mucha fuerza en fiestas de barrio y actualmente intentamos  reforzarlo.

Nos adaptamos a las necesidades del momento. Por ejemplo, antes los jóvenes pedían espacios para hacer actividades lúdicas, música, manualidades. Y, actualmente, los jóvenes lo que piden es que les ayuden a hacer los deberes, a estudiar.  Es otro perfil.

¿Cómo valoráis los proyectos que van surgiendo? ¿Cómo decidís cuales tirar adelante? ¿Quién los propone?

Nosotros de todas las necesidades que hay en el barrio, tenemos muy claro que no podemos dar respuesta ni resolver todos los problemas. Ofrecemos lo que tenemos y  podemos. Tenemos una capacidad y unos recursos que son los que son. A  lo largo de los años hay proyectos que han desaparecido porqué quizá no daban la respuesta que queríamos, otros continúan ya que funcionan muy bien y otros se han iniciado nuevos porqué detectamos que hay una necesidad. Al mismo tiempo, la evolución de los proyectos también va muy de la mano del equipo de gente que está en los mismos proyectos.

Hacemos también un encuentro anual con toda la gente que está en activo en los proyectos (incluidos voluntarios) y aquí el objetivo, a parte de reflexionar sobre algún tema, es aportar idees de cómo podemos ir evolucionando, haciendo propuestas. No podemos crecer mucho más, por tema espacio y por tema económico ya que cuesta mucho mantener lo que tenemos, pero si que aprovechamos para re-enfocar temas y poner más énfasis en una o en otra cosa. Somos una entidad arraigada al  territorio.

¿Cual crees qué es la clave para llegar al corazón de las familias del barrio?

Pienso que principalmente es el tiempo. La vinculación que podemos tener con las familias del barrio es de hace más de 40 años. Hay algunos participantes que lo hacen desde hace muchos años, están vinculados al Ateneu de alguna manera. O bien porque hace años fueron del esplai, o bien porque traían a sus hijos, o porque se benefician de alguna de las actividades que ofrecemos… Por ejemplo, una Manoli que cuando yo entré, ella hacía duchas, ¡hoy en día las continúa haciendo! O un Joan que recibe cada día a los menores en la puerta. Eso no nos pasa con la población recién llegada, aún no hemos arraigado con ellos. Ya hace unos años que viven en el barrio, pero necesitan tiempo para sentir que existe una confianza hacia nosotros.

Y tú, ¿desde cuándo estás?  ¿En qué consiste tu labor?

Ufff, ¡hace unos 22 años! Ahora estoy como coordinadora de proyectos, que consiste en hacer el seguimiento de cómo van todos los proyectos, tener la visión más global del Ateneu e intentar transmitir esta visión a todos. También llevo otros temas como dinamizaciones en temas de cultura.

Bajo tu opinión, ¿cual es la situación actual del movimiento asociativo de San Roque? Nos puedes explicar cuales son las reivindicaciones principales de vuestro barrio?

Mmm… cómo te digo… No veo mucho movimiento asociativo en el barrio en estos momentos, no…

Afortunadamente, en su momento hubo un movimiento asociativo muy potente que proporcionó al barrio todo tipo de servicios (biblioteca, mercado municipal, residencias geriátricas, residencia de enfermos mentales, servicios sociales, centro cívico, consorcio Badalona Sud…) En ese sentido estamos muy cubiertos.

También hay otras entidades en el barrio que funcionan pero cada una tiene su espacio. Participamos conjuntamente en reuniones que son más a nivel de territorio, pero no  hay vinculación con nosotros.

Hace unos días el equipo de profesionales de la Fundació Salut Alta os hicimos una visita y  Salvador, director del Ateneu, nos comentó que teníais unos 400 voluntarios. ¿Cuál es la clave para tener tantos?

Bueno, ¡hay mucha diversidad! Tenemos voluntarios a nivel puntual, esporádicos o voluntarios que participan más activamente en proyectos, mantenimiento o atención directa.

Intentamos aprovechar las ferias para hacer contactos y atraer a más voluntarios. Pero lo más importante son los años que lleva el Ateneu en el barrio, lo conoce todo el mundo y mucha gente en algún momento de su vida ha tenido algún tipo de vinculación con nosotros y este vínculo ha hecho que después quieran ser voluntarios o colaborar en proyectos. Algunos son hijos de gente que años atrás había pasado por el Ateneu.

¿Qué nos recomendarías a la Fundación Salut Alta para ampliar  nuestro equipo de voluntarios y voluntarias? 

El boca-oreja. Es muy importante ser visibles en el  barrio y que conozcan lo que se hace.

Para tener gente voluntaria del barrio has de ofrecer alguna cosa que interese, por ejemplo actividades. Nosotros aquí hacemos zumba, biodanza, patchwork, coral, petanca, teatro… Y son estos vecinos los que también están vinculados a nosotros porqué participan en estas actividades y entonces descubren el Ateneu y se ofrecen para colaborar como voluntarios, haciendo alguna labor (duchas, meriendas, puerta, atención directa, fiestas…). Todas estas actividades se hacen por la noche o sábado por la mañana pero también organizamos salidas para ir al teatro, al auditorio u organizamos cenas o comidas populares donde vamos todos (trabajadores, familias, voluntarios).  Ésto ya se hacía desde los inicios del Ateneu, cuando era el Centro Social, y era una manera de hacer barrio y unión entre los vecinos.  ¡Lo valoramos muy positivamente!

¿Qué destacarías como aquello que más te ha aportado o más felicidad te ha dado en el tiempo que llevas en la Fundación?  ¿Aquello que has/habéis conseguido? Un reto conseguido.

¿A mi como persona?  Por un lado, la parte de compartir con gente, que para mi son una familia. Se crean unos vínculos impresionantes y eso es muy enriquecedor. El ver crecer a los menores… ¡Para mi es importante formar parte de la historia de la gente! Y en lo que se refiere a la parte más profesional, para mi es un lujo el trabajo que tengo, cobrar un sueldo por hacer una cosa que me gusta y que haría voluntariamente. ¡Si pudiera mantenerme sin trabajar, haría exactamente lo mismo! Disfruto mucho y, de hecho, he hecho toda la vida de voluntaria hasta que me ofrecieron este trabajo.

¿Un reto conseguido? Cuando me ofrecieron ser la coordinadora de proyectos y que confiaran en mi, ha sido una oportunidad y un gran reto.  Fue un paso muy importante el de educadora a coordinadora.

¿Cómo definirías la relación entre la Fundació Salut Alta y la Fundació Ateneu Sant Roc, a lo largo de estos años?

Os conozco de toda la vida.  Mmm… Muchas veces pienso que es a nivel práctico. Necesitamos ésto o aquello, tanto los unos como los otros. A nivel de Centro Abierto coincidimos en reuniones territoriales y quizá el Director, Salvador, si que tiene más relación con vosotros.

¿En qué se parecen y en que no, nuestros barrios?

Creo que en algunos casos la población es similar, pero aquí en San Roque la mayoría es de etnia Gitana, aunque últimamente existe mucha población paquistaní.

A nivel de estructura de barrio, también es muy diferente. Aquí en San Roque los espacios son más abiertos y se hace mucha vida de calle. La gente saca los  “trastos” y vive en la calle.  En la Salut Alta, en cambio, está todo super poblados, apretado o esta es la sensación que yo tengo.

Pero bueno, el vivir tanto en la calle tiene su parte positiva y también su parte negativa.  Podríamos hablar de convivencia pero nos encontramos con muchos conflictos.

Sabemos que el Ateneu ha sido siempre una entidad combativa dentro de la ciudad. ¿Qué papel crees que ha jugado la Administración, en positivo y en negativo? ¿Les pedirías alguna cosa en especial?

Aquí muchas veces decimos que la Administración ha hecho mucho para tapar. Es difícil que una población evolucione si para tenerla contenta le vas solucionando la vida con Pirmis u otros tipos de ayuda. Yo he oído decir a jóvenes que de grandes querían ser Pirmi o yo quiero tener un sueldo sin hacer nada. Todo esto se ha fomentado desde las administraciones… ¡No es pedagógico! Estaría bien que como contra prestación por tener una ayuda, todos estuviéramos obligados a hacer trabajos en el barrio.

Continuamos con un alto nivel de fracaso escolar y un índice de absentismo altísimo.  Alguna cosa no funciona y, aunque en algunas escuelas se hayan hecho intentos, el sistema no cambia. La sensación de que no pasa nada, de que todo vale, y eso creo que hace mucho daño. Estas  políticas perpetúan las situaciones familiares.

Y a nivel de Ateneu, recibimos ayudas económicas  del Ayuntamiento y la Generalitat, y el reconocimiento por la labor que hacemos.  Pero no estamos ligados a nada, somos una entidad privada y, por tanto, la mayoría de nuestro presupuesto es privado. Consideramos que trabajamos con bastante libertad y eso es un privilegio.

A la Administración le pediría compartir el trabajo, en igualdad de condiciones. No solo en hacer reuniones, sino ir más allá y plantearnos un trabajo conjunto, con los pies en el suelo, con lo que es la realidad de la población.

Y, finalmente, ¿un sueño para el Ateneu? ¿Y para el  barrio de San Roque?

¿Que sea posible realizar? Para el Ateneu un sueño práctico sería conseguir más espacio, no sé cómo, pero haría falta! Y que gente que ha pasado por el Ateneu sea la generación que continúe la labor. Como voluntarios, monitores, educadores…

Y a nivel de barrio, pues que sus condiciones de vida mejoren, a todos los niveles. Que sus hijos puedan continuar estudiando y que se arraiguen al barrio y con las distintos tipos de población.